Qué suerte que ya se haya acabado con el machismo y qué fácil ha sido, sólo había que salir a la escena pública y decir con aire solemne: “Españoles, el machismo ha muerto”.
De ahora en adelante no hace falta que existan políticas, ni movimientos, ni putas feministas protegiendo a las mujeres de los asesinatos cometidos por los machos humanos. Por fin vivimos en una sociedad en la que ser mujer no significa jugar a la ruleta rusa.
Ha sido llegar la ultraderecha a las instituciones para que por fin se acabe la matanza de mujeres. Espero que además, ayuden a los jueces a sacar de la cárcel a todos esos pobres hombres acusados de violencia machista y que sabemos, con certeza, que están ahí porque tuvieron la mala fortuna de dar con una de esas mujeres rencorosas y malas a las que no se les puede decir ni mú y mucho menos rozar porque, mira tú, ahí están los cientos de hombres, qué digo cientos, miles de hombres, acusados injustamente por esas Evas modernas.
Por fin, amigos, podrán salir de la cárcel todos aquellos hombres que por culpa de denuncias falsas han tenido que dormir entre rejas.
Fin del machismo, fin de las denuncias falsas, fin de las feministas que ya no van a hacer falta y que casi consiguen convertir esta España, grande y libre, en su cortijo particular en donde casi reina la igualdad entre mujeres y hombres.
¡Alabado sea dios porque ha llegado la ultraderecha a remediarlo antes de que fuera demasiado tarde y obligaran a nuestros hijos a recoger su cuarto, jugar con muñecas o ir a ballet!
Por fin va a quedar restablecido el orden natural de las cosas y las niñas podrán, de nuevo, ser niñas de verdad y no marimachos que juegan al fútbol.
Niñas que podrán desarrollar su naturaleza esencial y convertirse en mujeres de verdad que cuidarán de la familia, tendrán hijos, atenderán su casa y, lo que es más importante, respetarán a su marido, cabeza visible y pensante del hogar.
Si la ultraderecha dice que el machismo no existe, pues no existe. Qué voy a saber yo, una mujer, mi conocimiento no da para más y esas feministas locas y mal folladas han intentado enfrentarnos a nuestros maridos haciéndonos creer que teníamos derechos, que no podíamos ser menos que los hombres.
Pero, no, ahora el orden vuelve y así todos sabremos lo que tenemos que hacer. Los hombres son hombres y tienen su lugar y yo, como mujer, tengo el mío. Yo no me meto en el suyo y ellos no se meten en el mío. Ellos podrán seguir rascándose los huevos a dos manos mientras que yo cuido de la casa, cocino para todos, limpio la casa, hago los deberes con mis hijos, los llevo al médico, paso la noche en vela si están enfermos…y estoy siempre dispuesta para cuando él quiera…
¡Aleluya, hermanas! Un nuevo horizonte se abre ante nosotras, un horizonte en el que sólo tendremos que decir amén y poner la otra mejilla. Se acabó el machismo, se acabó tener que defender la igualdad, ahora en casita a ser felices con nuestros maridos, amos y señores del universo.
Madres Libres
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Mujeres asesinadas. Mundo sin hijos
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