Las madres, esos seres presos de la idealización social. El arquetipo de la mujer-madre creado por una sociedad que le arrebata su plenitud de mujer para circunscribirla a un solo papel.

Papel que debe representar según lo establecido por la cultura en la que le haya tocado vivir.

La mujer-madre se convierte en un objeto social sobre el que todos pueden opinar y al que debe adaptarse para no ser considerada mala madre.

Pasan los años, los siglos y el mundo cambia, cierto, pero la idea de madre parece seguir inmune a los cambios sociales que ha vivido la mujer.

La mujer, en el siglo XXI es ya un ser social que no necesita el papel de madre para obtener un espacio en el ámbito público o privado pero los individuos que la rodean siguen ocupados en despojarla de su identidad para vestirla con la maternidad…y nada mas.

Pero las mujeres son rebeldes por naturaleza y están hartas de tener que cumplir con roles impuestos y que apliquen sobre ellas “la parte por el todo”.

Quieren ser madres y seguir siendo todo lo que eran antes de serlo, en definitiva seguir siendo mujeres.

Es por eso que comienzan a meter en la mochila de mujer: ser madre, ser trabajadora, ser compañera, ser amante…y la mochila pesa.

Cuando una mujer se convierte en madre el resto de su identidad se pierde y, como decíamos, toda la sociedad se siente con el derecho de opinar.

No cojas al niño que se acostumbra”, “vaya cuerpo que se te ha quedado con el embarazo”, “dale el pecho”, “dale el biberón”, “ser madre es un regalo”…y así hasta el infinito y más allá.

Perder tu identidad como mujer para ser un animal expuesto a la opinión pública no es plato de buen gusto para nadie pero las que son madres se encuentran en esa circunstancia.

Habría que empezar por dar un grito de Basta Ya y que las madres-mujeres recuperen la potestad sobre sí mismas para hacer y deshacer a su antojo sin someterse a la crítica social.

No hay buenas o malas madres, hay MUJERES que cuidan lo mejor que pueden, o saben, de sus hijos. Punto.

Mujeres desesperadas a las que se les impone en exclusiva la responsabilidad del desarrollo de un ser humano.

Porque siempre se habla del papel de la madre pero apenas del papel del padre, seres ausentes que aparecen y desaparecen en el cuidado del niño cuando les apetece, es decir, solo para cubrir su necesidad/capricho de padre, no la del niño.

Reconozcámoslo, el peso del bienestar, cuidado y desarrollo de un niño recae en la mujer, para los padres el niño es un juego que podrán atender cuando les apatezca, en el caso de la mujer, no hay opción.

Para todas las que sois madres, taparos los oídos y dejad de escuchar lo que ésta sociedad os reclama, vosotras sois MUJERES LIBRES, sed también MADRES LIBRES.


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