La Filosofía es una de las disciplinas, por no atrevernos a decir que la única, que pone en entredicho su propia identidad, su esencia, su permanencia y su necesidad.

La Filosofía, ese “amor al conocimiento” no tiene muy claro cuál es ese conocimiento al que le dedica la vida, tal vez porque, amante de su propio amor, no pone límites y todos los saberes son acogidos, brazos abiertos, por sus hijos rebeldes y críticos, a los que la sociedad les repite, sin demasiados miramientos, que la Filosofía no es nada, que debe desaparecer, que es puro juego y no estamos para estar jugando sino para trabajar, que el mundo es demasiado serio como para estar haciendo juegos de palabras y molestando con cosas que nadie entiende y no interesan.

Gráficamente la Filosofía vendría a ser una vieja gloria, un rey al que el hijo le arrebata su trono.

Grecia, plasma en sus ruinas, las ruinas de su mayor “invento”.

Si tuviera cuerpo, en polvo estaría convertida, pero, como no sabemos ni siquiera todo lo que puede llegar a ser (parece mentira que considerándonos filósofos ni sepamos contestar), ignoramos en qué se ha convertido, en qué es en ésta decadencia que seguro pronosticaron tantos filósofos anteriores y que sintieron estar presenciando, también ellos, en otras épocas, como ahora nosotros sentimos estar siendo testigos de su entierro.

Buscamos escusas para resucitar a quien consideramos agonizante y justificamos su existencia apelando a la razón, a la crítica argumentativa, al hecho de que el hombre necesita de este remedio para el alma, y digo bien, remedio para el alma.

La Filosofía debe, a nuestro parecer, abanderar la ética, debe mostrar virtudes, actitudes, modelos…, formar auténticos seres humanos desde el conocimiento y no desde el miedo a un más allá o desde la sumisión al poder. 

La función de la Filosofía en la sociedad actual

Como acabamos de apuntar, entendemos que la Filosofía puede representar perfectamente una guía para los que no creen ni en pseuterapias, ni en religiones.

Si hay “filosofía de empresas”, proponemos “filosofías vitales”, en donde se ponga en juego la propia vida.

No hablo de una Filosofía sino de filosofías que sean capaces de construir, mediante la razón, ciudades en todo su sentido.

Planteamos la Filosofía como alternativa a los dogmas de fe.

Será razón, y aun pudiendo convertirse también ella misma en dogma, no lo hará por su propia esencia crítica.

En la actualidad han caído viejos muros europeos, y, también, las referencias morales y éticas han hincado rodilla en tierra, sembrando el mejor camino para la aparición de los totalitarismo, de los fascismos y de las débiles mentes que prefieren un: “que piensen otros y yo ya les sigo”.

Estoicos, epicureistas, empiristas…, son “nuevas” posibilidades que la Filosofía puede mostrar y que permitirán al hombre moderno adaptarse al medio creándose un espacio (ethos) desde el que poder vivir plenamente.

Cabe la discusión sobre cuál filosofía adoptar, y ser este el verdadero caballo de batalla, pero esto sería un segundo paso, lo primero es mostrar la Filosofía y posteriormente examinarla en todas sus posibilidades, dejar que camine sola entre los hombres y que estos vayan aferrándose a una u otra.

Si Dios es cierto que ha muerto, en su lugar merecería estar la Filosofía. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, ya no será palabra de Dios, sino de nuestra disciplina.

No queda más remedio que quemar los barcos, la radicalización, la exaltación gloriosa y ciega (ya quitaremos la venda más adelante) de quien se preconiza como amante del saber, buscadora de la verdad.

¿Cuál es el papel de la Filosofía en nuestro tiempo?, ser guía a la vez que camino.

La palabra es de la Filosofía, los avances científicos entorno a la biología, los cambios en tecnología o la pérdida de privacidad en aras de la seguridad son sólo un ejemplo de en dónde podemos desarrollarla.

Se están produciendo nuevos cuestionamientos y con ello planteamientos éticos a los que la disciplina de la razón tiene y debe pronunciarse.

Surgen movimientos dispuestos a hablar sobre todos los cambios que se están produciendo a nuestro alrededor, grupos religiosos, partidos políticos, industrias… ¿acaso la Filosofía se ha vuelto cobarde y calla?.

Los cambios no dan la palabra a nadie en concreto y ésta se disputa, no seamos los últimos, no pidamos permiso para debatir, no pidamos disculpas por importunar.

La Filosofía abanderó el conocimiento, y el conocimiento racional, ya es hora de volver a portar el blasón que le corresponde.


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