Las campañas de publicidad no sólo quieren vendernos productos, algunas, como la última de Amazon, lo que quieren es que conozcamos sus buenas acciones. Son los carterista que con una mano te señalan el horizonte mientras que con la otra te roban la cartera.
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Si sólo nos quedáramos con lo que vemos por la tele pensaríamos que el mundo está rodeado de grandes empresas que se desviven por nosotros y por construir una sociedad a la que solo le van a faltar los unicornios voladores.
Bancos patrocinadores, hidroeléctricas feministas, seguros siempre dispuestos…y Amazon, el Vito Corleone del comercio electrónico, dando oportunidades a las mujeres en la India.
Ojalá el mundo fuera siempre un anuncio de televisión. Un lugar en el que las multinacionales fueran ejemplo de ética y de desarrollo. En donde la banca, no siempre ganara y en donde los seguros no tuvieran el mantra de “eso no lo tienes contratado en tu póliza”. La realidad es otra distinta.
Si estas últimas navidades la imagen de Amazon estaba ligada a una hiena (animal carroñero y aprovechado), en estos meses de verano, nos quiere seducir con su filantropía.
Con la música de fondo It’s A Man’s Man’s World una mujer hace repartos en la India. ¡Muy bonito todo!
Se me saltarían las lágrimas, pero, no sé porqué, me viene más el vómito a la boca por la falta de respeto que gigantes como este muestran a la inteligencia de los que estamos al otro lado del televisor.
A poco que busques por internet, encontrarás la verdadera cara de este Saturno que devora a sus hijos.
Amazon se vanagloria de estar empoderando a las mujeres indias porque tienen la oportunidad de transportar sus pedidos de un lugar a otro. No soy estúpida, entiendo la necesidad y entiendo que es un medio, para estas mujeres, de tener dinero con el que mantener a sus familias. Pero, la rabia está sobrevenida porque no se puede jugar con el sentimentalismo de un hecho concreto para que nos traguemos toda la mierda que hay detrás de esta empresa.
Amazon ha admitido que entregarla a la policía las grabaciones de su timbre inteligente, sin obtener primero el consentimiento del usuario. Como leemos en ADSLZONE.NET.
Amazon se escabulle de cumplir con la ley rider. Millones de paquetes repartidos, ningún repartidor contratado los repartidores llevan un uniforme de Amazon, conducen furgonetas con el logo de Amazon, utilizan la aplicación de reparto de Amazon y son gestionados con un sistema informático proporcionado por Amazon. Pero no son trabajadores de Amazon. Como leemos en ELDIARIO.ES.
Ríen las gracias de los que humillan a los que reparten sus pedidos. Como leemos en GENBETA.COM
Repartidores amenazados por sus algoritmos. Como leemos en GENBETA.COM.
Amazon se ha opuesto a los sindicatos dentro de su empresa. Como leemos en BUSINESSINSIDER.ES
Amazon acusada de robar datos para expulsar a los vendedores. Amazon contacta con los fabricantes de productos más rentables y cierra la cuenta del vendedor. Como leemos el ELGRUPOINFORMATICO.COM
Y esto es solo un pequeño ejemplo de esta empresa con sólidos pilares éticos y morales.
Ahora, cuando vuelvas a ver sus anuncios recuerda que lo que ves en televisión no es la realidad.
Comprar en Amazon te convierte en su cómplice. El comercio justo comienza con un consumidor justo.
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