La COVID-19 ya es un tertuliano más, no en el sentido de que se siente frente a frente a otros seres vivos y manifieste su verdad. No, el coronavirus es un personaje que después de presentarse sin ser invitado se ha instalado en el salón de cada casa, en el móvil de cada usuario y en las conversaciones de la mayoría de los individuos, incluidos los que necesitan ver para creer.

El COVID, o al menos, lo que la mayor del tiempo nos llega de él, es que se trata de un personaje televisivo. Lo mismo te lo encuentras en un programa de los llamados del corazón, como en el telediario.

El COVID es tema de conversación de barra de bar como antes lo era el último gol del Betis. Todos hablan de él, opinan y dan sus propias soluciones, y cuando digo todos me refiero a todos. Desde el general de los ejércitos, hasta el fontanero. Desde el tendero hasta el taxista. Desde el camarero hasta el maestro…y así hasta el infinito de todas las profesionales sociales.

Somos un país hablador, gritador más bien, y en este tema todos tienen algo que decir. De golpe los mejores médicos, científicos e investigadores se han quedado eclipsados por la sabiduría apabullante de los atronadores de sonidos.

¿Cómo es posible que un tema del ámbito científico y sanitario se pasee de boca en boca, de tertulia en tertulia y de programa en programa como si se tratase de uno de esos culebrones creados en los realitys?

No hay información sobre el COVID, lo que hay es una sobreexposición a él.

Los telediarios muestran el número de contagiados y muertos, de la misma forma que antes nos hablaban de la prima de riesgo o de los datos fluctuantes de la bolsa. Números, nada más. O se quedan en las anécdotas de manifestantes sin mascarilla y jóvenes de botellón.

Titulares, en definitiva, sencillos, de fácil consumo y que nos hacen creer que estamos informados del virus, cuando de lo que nos están informando es solo de la mancha en la camisa blanca.

Dar cifras no es informar, señalar las conductas incívicas, no es informar, ir con el micrófono en busca del tonto de turno para que de su opinión no es informar.

[bctt tweet=”Dar cifras no es informar, señalar las conductas incívicas, no es informar, ir con el micrófono en busca del tonto de turno para que de su opinión no es informar. #covid” username=””]

Informar, debería ser, ofrecer un espacio que permita el conocimiento, ofrecer datos que permitan la reflexión y, por supuesto, informar es arrojar luz sobre el coronavirus y no sobre una sociedad infantilizada repetidora de consignas.