Hay gente que nace para ser cordero y otra para ser lider.
Lo que nos hace ser de uno u otro grupo lo desconozco pero algo claro, y peligroso, es que hay más de los primeros que de los segundos.
El grupo de los corderos destaca por estar formado por personas que necesitan que les digan qué deben hacer, qué deben pensar y qué deben decir. Sus miembros optan por el “que piensen otros por mí y yo les sigo”.
En la mayoría de los casos, a las personas-corderos se les insiste en la idea de “los otros frente a nosotros”, es decir, un cordero siempre verá en el que tiene ante sí a su contrario, independientemente de lo que se esté hablando: politica, religión, fútbol…
Los hombres-corderos balan las consignas de otros mientras que estos se lavan las manos.
Personajes como Eichmann fueron hombres-corderos.
Adolf Eichmann fue un individuo responsable de la muerte de cientos de judios y que se creyó siempre inocente porque simplemente había hecho lo que le mandaban. ¿Y desde cuándo un hombre va a ser culpable por obedecer las leyes o a sus superiores pensaba Eichmann?, ¿qué más da si las órdenes son matar a hombres, mujeres y niños?, yo no he nacido para pensar, sólo para obedecer.
Estos hombres-corderos no cuestionan las leyes, no tienen un pensamiento propio con el que generar una opinión crítica.
Mantienen las tradiciones sin plantearse si deben seguir perdurando o no. Comulgan con las proclamas de quienes los han seducido haciéndoles sentir que son distintos, especiales, únicos y que han venido a este mundo a hacer algo grande… aunque la realidad sea otra diferente.
Los hombres-cordero no son más que las marionetas, las manos ejecutoras de los hombres-lider.
Los hombres-lider nunca se mancharán las manos, para eso tienen a sus acólitos a los que les insuflan la épica de la gloria para que los sigan a ciegas.
Los hombres-cordero morirán y matarán por su líder. Arengar a la masa para que se muerda entre ella mientras el líder observa impertérrito su obra como un miserable dios.
La necesidad de encontrar un líder al que adorar ha facilitado la existencia del fascismo porque es sencillo detectar al cordero y convencerlo para que te siga.
Generalmente se trata de hacerle creer que es más que el otro y convencerle de que está en peligro.
El extranjero te quita el trabajo, el maricón quiere violar a tus hijos, el negro quiere robarte…son discursos que se han repetido a lo largo de la historia y que siguen dando su fruto.
El hombre-lider se presenta envuelto en la bandera patriotica, defensor de las tradiciones, salvaguarda de la moralidad, protector de “los hombres de bien” y hace creer a los hombres-cordero que ellos son los elegidos…y se lo creen, y les siguen.
Frente a todos ellos siempre ha habido un tercer individuo, el hombre-crítico. Ese ser humano que no da todo por supuesto y que es capaz de elaborar un discurso propio aunque no sea lo políticamente correcto.
Ese ser humano que es capaz de desobedecer una ley si no es justa, el que se juega el cuello por defender los derechos humanos por encima de los dogmas de los hombres-lider y los gritos de los hombres-cordero.
Siempre han habido seres humanos críticos y gracias a ellos es por lo que el mundo aún no ha explotado. Personas que no ven en el que tienen enfrente a “otro” sino a un igual.
Las instituciones en España llevan años atacando a la enseñanza y a la cultura para crear esa masa de hombres-cordero de los que poder aprovecharse para sus partidas de poder.
Se ha menospreciado a la Filosofía porque “no es útil”, y es cierto, la Filosofía no es útil…para sus intereses porque lo que se consigue con ella es desarrollar el pensamiento crítico y eso, ningún gobierno, ningún hombre-lider lo va a consentir.
Si en algo os valoráis como personas, cómo seres humanos, cómo individuos, no permitáis que se aprovechen de vosotros. Sed críticos, siempre y no toméis por vuestras las guerras de otros.
Es en estos casos es cuando entiendo mejor a mí padre, un simple agricultor con los estudios justos, él, cuando veía, por ejemplo, como se peleaban las aficiones de dos equipos de fútbol decía “mira a esos tontos pegándose mientras los presidentes de los equipos estan comiendo juntos la mar de a gusto”, y lo mismo si era el caso de los afiliados de los partidos políticos.
Mi padre decía que las guerras se acabarían antes si los hombres-lideres fueran los que estuvieran en el campo de batalla pero que como en su lugar iban “los tontos que se lo creen todo”, mientras ellos se quedaban en su casa pues, que así, no iban a acabarse las guerras nunca.
Si tenéis que ser fieles a alguien, si tenéis que seguir a alguien, seguiros a vosotros mismos. No seáis los peones de las partidas de ajedrez de otros porque seréis siempre sacrificados os digan lo que os digan.

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