Occidente es la cuna de la libertad, la igualdad y la democracia. Y, ahora, con la vuelta de los talibanes al poder, parece que todavía lo somos aún más.

Dicen que las comparaciones son odiosas, y, sí, lo son. Lo son porque ante las comparaciones nos damos cuenta de que las diferencias a primera vista esconden parecidos en su profundidad.

Y, el tema de hoy trata sobre la mujer y cómo debe mostrarse en sociedad. En un caso es cubierta, en el otro…con el pelo largo.

Aviso a los lectores que no se la cojan con papel de fumar y que no estoy diciendo que en occidente nos comportemos como talibanes.

Dicho lo cual vamos a cogernos mejor de los pelos.

¿Me corto el pelo?

¿Cuántas de vosotras habéis decidido cortaros el pelo? ¿Cuántas habéis escuchado que no lo hagáis? Que la mujer va mejor con el pelo largo. Que el pelo largo da más juego que el corto. Que si llevas el pelo corto por lo menos maquíllate que vas a parecer un hombre…

El pelo en las mujeres es, como la maternidad, un tema del que todo el mundo está dispuesto a opinar. Opiniones que terminan siempre con piedras en el platillo de la balanza que dice ¡NO TE LO CORTES!

La obsesión por la longitud del pelo de la mujer está tan arraigada en nuestra sociedad que la hemos adoptado como norma sin planteárnosla de ninguna de las maneras.

Que una mujer decida cortarse el pelo conlleva escuchar frases que intentan convencerla de lo contrario (no así cuando decide dejárselo largo). Parece que estás atentando contra la sociedad por dejar caer tu melena al suelo.

Eso sí, si el pelo que te vas a quitar no lo tienes en la cabeza, nadie se va a poner en tu contra. Ya puedes quitarte bien y muy bien el pelo de las piernas, de las axilas y de las ingles pero el pelo de la cabeza ni se te ocurra.

¿Por qué esta fijación por la cabellera de la mujer? Y, ¿por qué las mujeres defienden sus melenas, y las de las demás, como si de “Simbas” se trataran?.

Debe ser que su fuerza, al igual que la de Sansón, radica en la longitud de su pelo o que piensan que con sus melenas conseguirán que el apuesto príncipe escale la torre como si de encerradas Rapunzel se tratasen.

rapunzel

El pelo de la mujer, como ella misma, siempre ha estado expuesto a opinión social. El cabello largo se ha impuesto como símbolo de feminidad y belleza. Y ya sabemos que la mujer debe adecuarse a las normas que le dicta la sociedad y comportarse femeninamente y preocuparse de ponderar su belleza para alabanza social:

“¿Acaso la misma naturaleza no nos enseña que es una vergüenza para el hombre dejarse el cabello largo, mientras que para la mujer es una gloria llevarlo así?”.- San Pablo en su primera carta a los Corintios.

Algunos castigos hacia la mujer implican que le corten su más adorado bien (o al menos, el que la sociedad se ha empeñado en hacerles creer: que su identidad radica en la longitud de los pelos que surgen de sus fibras capilares).

Desde siglos rapar la cabeza a una mujer era un medio de castigarla bien por adultera o por puta (de ahí que, por “pelar” el pelo, se las denominara, a estas últimas, “pelanduscas”).

Llevar el pelo corto en ciertos momentos de nuestra historia era señalarte como infiel o como prostituta, toda una oda al buen quedar.

En nuestra querida España, a las mujeres afines al movimiento republicano o familiares de alguno de ellos, se las rapaba el cabello para humillarlas, y, de paso, señalarlas.

Igual que se obligó a desfilar con el pelo rapado a aquellas mujeres acusadas de colaborar con el nazismo en la Francia de la segunda guerra mundial.

Esa relación que la sociedad ha impuesto a la mujer de que su pelo es símbolo de feminidad y de la representación externa de su sexo, es una de las cargas que aún llevamos de este patriarcado asfixiante y humillante.

El pelo de la mujer es símbolo de seducción, de feminidad, de identidad de género y de revelación de su sexo…y la sociedad no va a permitir “confusiones”.

El pelo de la #mujer es símbolo de seducción, de #feminidad, de identidad de género y de revelación de su sexo...y la sociedad no va a permitir confusiones. Clic para tuitear

– ¿Ah, que niño más guapo?

– No es un niño, es una niña.

– Pe…, pero si lleva el pelo corto…¡y no lleva pendientes!.- Y, a la sociedad le estalla la cabeza.

El pelo en la mujer es un atributo social y por ello, es tema de conversación y opinión popular.

Que se toman con menos agravio que te quieras suicidar a que te quieres cortar el pelo. ¡Joder!

Es por ello que, las mujeres rebeldes, las que no quieren estar sometidas a las leyes sociales no escritas, las que reivindican su lugar en la sociedad al margen de los cánones impuestos, son las que deciden mandar sobre su pelo. Las que deciden cortárselo, rapárselo, trasquilárselo o dejárselo crecer.

Su poder, en este caso, a la contra de Sansón, no radica en su pelo sino en su capacidad de elección por encima de los mandatos sociales.

Cortarse el pelo es también una acción social que marca la diferencia entre seguir siendo sumisas a la norma impuesta o saltarse los convencionalismos para mostrar la belleza de… ¿una cabeza rapada o con el pelo corto?. No. De mostrar la belleza de una mujer dueña de sí misma. Capaz de elegir su propia representación en el mundo, sabedora de que quien es no está ligado a la longitud de su melena.

El pelo de la mujer siempre ha estado en la piqueta. Hace años, peinar canas estaba mal visto. Denotaba que la mujer ya no era útil socialmente porque había perdido su papel reproductor, su papel seductor, no era femenina, ya no era nadie socialmente y todas las mujeres, se apresuraban a tapárselas para que no se percibiera que habían dejado la juventud atrás.

Actualmente, las canas, se han vuelto moda. Por desgracia, hasta la rebeldía de las mujeres, dejando a la vista los rasgos que confiere la edad, la sociedad la convierte en marketing.

Para todas esas mujeres que no se someten a la presión social, las “malas madres”, las que no se depilan, las que se cortan el pelo, las que hablan antes de que les pregunten, las que tienen un discurso propio, las que no siguen los estereotipos de lo que debe ser una mujer… a todas las que estáis en la lucha por desnudaros del traje que no habéis elegido llevar, a todas y cada una de vosotras, gracias por mostrarnos los errores de esta sociedad patriarcal que impone veladamente lo que debemos ser.

La libertad de una mujer radica en distinguir lo que es una elección propia de lo que es una elección impuesta por siglos de tradición. Una vez que elija desde la libertad podrá dejarse el pelo tan largo como desee o tan corto como le plazca. Tú, ¿desde dónde estás eligiendo?


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